sábado, 28 de noviembre de 2009

LA SONRISA DE EMILIANO

La sonrisa de mi niño es franca, abierta, plena, pícara, inocente, energetizante, sincera, sin presiones, sin compromisos, bonita, espontánea, coqueta, sencilla, genuina, cómplice, única (aunque Iván dice que de caricatura japonesa), gratificante, reconfortante, contagiosa, cálida, encantadora, libre y afortunadamente muy frecuente.

Ríe cuando juega, cuando ve un perro, cuando ve un programa de concursos con muchos aplausos, cuando se asusta, cuando ve los cantajuegos, cuando patea las hojas secas en el parque, cuando sueña cosas bonitas, cuando Ana (la chava de la guardería) le da besitos y le dice que le encantan sus dientecitos, cuando repites alguna frase o palabra graciosa, a la hora de bañarse, cuando se me cae algún objeto, cuando juega con papá a la pelota, cuando le comes la palma de las manos,...


Mostrando sus 8 dientecitos es capaz de hacerme olvidar la desvelada de la noche anterior cuando estuvo enfermo, la chamba de la casa o del docto. Y si todo esto lo consigue con su bella sonrisa otro día les contaré de sus carcajadas.

Hasta luego.
Caro... :)