martes, 13 de septiembre de 2011

3 AÑOS, 6 MESES Y 25 DÍAS...

Hace poco más de un mes dejamos Salamanca. Estamos ahora empezando una nueva etapa en Zacatecas, un lugar que no conocíamos y al que todavía le estamos "hallando el modo". Pero hoy quiero escribir sobre nuestra anterior morada...

Para muchos de mis amig@s es cosa sabida que yo no quería irme a España, que quería estudiar el doctorado en México, principalmente por motivos familiares. Sin embargo, Iván me dijo que el sacerdote nos había dicho en misa que "en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en México y en España,..." Todavía en algunas ocasiones pienso que me chamaqueó :(

En fin! que subí al avión que me llevaría al viejo continente entre lágrimas porque no estaba convencida. La madrugada del día 4 de enero de 2008 llegábamos a Madrid y no sentí ninguna emoción agradable, antes al contrario. Al mediodía ya estábamos en Salamanca, una ciudad que me cambiaría la vida y que a pesar de su belleza yo insistía en que no me agradaba. Eso es lo que tiene la negatividad.

El principal motivo de mi cambio de visión hacia esta ciudad fue el nacimiento de mi hijo Emiliano. Emiliano nació el 14 de octubre de 2008 (sí, ya sé, fue un gol de inicio de partido) y fue cuando él llegó que empecé a valorar lo cómodo de poder salir sola con él a alguno de sus muchos parques con su "cochecito", de que los automovilistas te cedan el paso en los pasos peatonales (¿que para eso son? aquí podría nombrar muchas ciudades mexicanas en donde no creen eso), de que las calles estén acondicionadas con rampas para que puedas transitar sin problemas y subir y bajar de las aceras, de que las empresas te consientan por ser su cliente (extraño a Dodot y a Yves Rocher!).


Salamanca es una ciudad hermosa, cómoda, con mucha historia. No en vano fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988 y como Capital Europea de la Cultura en 2002. Es una ciudad con muchos edificios, todos muy bien cuidados, bien iluminada, limpia y muy segura. Me parece que Salamanca es una muestra clara de lo que es el primer mundo (en función de servicios y nivel de vida) pero tiene ese encanto de ciudad pequeña. Se disfruta caminar por sus calles con aceras amplias, los mencionados pasos peatonales respetados, sitios pensados para personas con capacidades diferentes tanto por las calles como en los sistemas de transporte. Tiene muchos parques con amplias zonas verdes, zonas de juegos infantiles, canchas deportivas, sitios para sentarse a tomar el solecito veraniego que aprovechan muy bien los pensionados para platicar de sus muchas experiencias acumuladas.

Quod natura non dat, Salamantica non praestat. Estuvimos estudiando el doctorado en Educación Matemática en el Departamento de Didáctica de la Matemática y de las Ciencias Experimentales de la Facultad de Educación de la Universidad de Salamanca. La experiencia fue grata, creo que no le quedamos mal al Cinvestav-IPN, pude darme cuenta de que la formación previa fue buena y eso es algo que les agradezco a mis profesores anteriores. Sin embargo, hubo muchos cambios en mi forma de ver la investigación, mis nuevos profesores mediante los seminarios y charlas hicieron que me percatara de que tenemos muy descuidada la metodología, creo que en el cinves, por razones comprensibles (dado que es la cuna de la socio) y hasta de manera natural, le hemos dado mucha importancia a la teoría PERO hace falta ser un poco más abiertos hacia otras perspectivas y repensar la forma en que se implementa la metodología en una investigación. Además de los profesores de nuestra universidad, conocimos a profesores de otras universidades a los que de alguna forma ya conocíamos mediante sus ideas planteadas en artículos, como Luis Rico y Carmen Azcárate, qué padre fue poderles poner rostro. En mi generación de doctorado fuimos 5 españoles, 2 portuguesas, 2 mexicanos, 1 puertorriqueño y 1 colombiano (como chiste de Polo Polo), 11 personas con costumbres, conocimientos y hasta idioma diferentes, pero que teníamos en común la preocupación por la enseñanza-aprendizaje de las matemáticas. Hubo buenas discusiones, ratos de esparcimiento y también nuevas amistades con las cuales compartimos momentos importantes. Los congresos españoles nos dieron la oportunidad de ir conociendo a otros miembros importantes de la SEIEM y a otros doctorandos latinoamericanos con los cuales intercambiamos impresiones sobre nuestras vidas europeas y también amistad.

Pero obviamente el conocimiento adquirido no fue únicamente académico. Conocimos otra cultura, otras costumbres, y hasta otra forma de ver la crisis. Observando la sociedad española repensé en el significado de aspectos como el respeto, la homosexualidad, la adopción y hasta la religión. Los primeros días sentimos que el trato era muy tosco, luego vimos que es su forma de demostrar cariño, si la cajera del supermercado no te avienta el cambio es porque no te tiene como cliente distinguido, je je. Es tan sólo una parte de su forma de ser que no los significa. Otra cosa que nos extrañó fue que de 2 a 5 pm casi todos los comercios están cerrados! Luego comprendimos que la siesta es uno de los requisitos para adquirir la nacionalidad española. Y también vimos los beneficios familiares que conllevan sus horarios, mientras que nosotros tomamos los domingos para hacer el súper, para terminar con los pendientes, muchos de ellos lo pasan dedicados a la familia en algún parque cercano.

En el aspecto social pues en realidad tuvimos pocos amigos salmantinos, Ana, Maribel, Don Narciso y Doña Lumi, pero cómo se les extraña! Además de nuestras entrañables Carla y Cristina, nuestras amigas portuguesas quienes nos aceptaron como parte de su familia.

Vivir en España también tuvo su lado no tan agradable. Hubo momentos de mucha soledad, como cuando llegó Emiliano, estando lejos de la familia y amigos de toda la vida ¡cómo nos hicieron falta! Y recuerdo con cierta tristeza cuando se me chispó un punto de la cesárea y tuve que ir sola en la noche al hospital porque estaba lloviendo e Iván se tuvo que quedar con Emiliano en el piso (depa). :(

Y también conocimos el racismo. Bueno, de hecho ya lo conocíamos pero no habíamos sido víctimas de él. Eso te hace ver las cosas desde otro ángulo, desde otra perspectiva. Pienso en que tuve dos opciones: sufrir mi papel de víctima y cederles el de tiranos a los españoles o entender que en todos lados existe gente "así" y utilizar esta experiencia para repensar en la dolorosa realidad de nuestro país, en donde se dice tener mucho orgullo por nuestras raíces pero se desprecia a los indígenas. Yo opté por la segunda opción.
Me he extendido tanto en esta entrada y siento que me falta tanto por recordar en este espacio... Extrañaré las caminatas a la orilla del Río Tormes, esos domingos en la Plaza Mayor comiendo un riquísimo helado escuchando a la tuna, ir a darle de comer a los patos, al mercadillo los domingos, los fuegos artificiales el 12 de junio en honor a San Juan de Sahagún, festejar nuestro aniversario yendo a las festividades de la Virgen de la Vega, los juegos infantiles en Vialia, la feria y hasta la comida china y los kebabs,... en otro orden de ideas también extrañaré su sistema de recolección y reciclaje de basura, sus servicios públicos, su seguridad... Y cómo no! Las rebajas! je je. En fin! tantas experiencias y recuerdos, buenos y malos, como lo es la vida misma. El 29 de julio de 2011 nos llegó la hora de terminar con esta aventura, regresar a México y empezar otras nuevas pero ésta... fue una gran experiencia!