El título lo tomo prestado de un programa estadounidense que
vi una vez en la TV, en el que la temática es que un ciudadano de este país
narra su experiencia al haber estado preso en un país diferente al suyo, con
todo lo que esto supone que puede ir desde el desconocimiento de las leyes, las
costumbres, hasta la injusticias cometidas dentro de la prisión. No lo he
vuelto a ver pero en esa ocasión se trataba de una persona que accedió a
transportar droga en su maleta y fue descubierta. No es mi interés platicar más
sobre este programa pero sí sobre una experiencia desagradable que vivimos el
mes pasado.
Mi esposo y trabajamos en la docencia e investigación en el
área de Matemática Educativa. Anualmente, en julio se acostumbra celebrar la
Reunión Latinoamericana en Matemática Educativa (RELME) y la sede va cambiando,
este año tocó en Buenos Aires, Argentina. La verdad íbamos emocionados al ser
un lugar que no conocíamos y porque hace mucho que no viajamos solos, ya que
desde que nació Emiliano sólo había sido posible en una ocasión en que fuimos a
Monterrey. El viaje fue algo pesado porque para economizar tomamos una opción
en que el vuelo fue “rebotando”. Salimos de Cancún para llegar al DF, del DF
para Lima, Perú y de Lima a Buenos Aires. En todas las escalas hicimos largas
esperas, siendo la más larga la de Lima en la que pasamos toda la noche
esperando el siguiente vuelo. No lo volvemos a hacer, la edad pasa factura y
las espaldas duelen…
En el evento estuvimos muy a gusto, viendo a algunas
personas que sólo vemos en estas reuniones, la participación mexicana en la
RELME es grande y resultaba incluso curioso que viajáramos tanto para
encontrarnos en otro país. Saludamos a amigos del DF, de Monterrey, de
Guerrero, de Chiapas,… En lo personal, cuando voy a estos eventos me gusta
participar de tiempo completo (contrario a cuando era estudiante de
licenciatura, je je), enterarme de qué hacen en otros lugares respecto a los
temas que son de mi interés. Así que nos dimos nuestro primer chance de salir
el segundo día cuando acabaron las actividades académicas pero escapando de las
culturales. Tere, una gran amiga, insistió en que quería tomarse una foto en
una banca en la que estaba Mafalda ya que ella había leído que era parte de las
costumbres de los visitantes a esta ciudad. Así que caminamos mucho, mucho, cenamos
y conocimos a Mafalda.
Cuando regresábamos al hotel, alrededor de las 9 pm, nos
encontramos con un grupo grande de los mexicanos asistentes al evento, junto a
una patrulla y mucho alboroto. Pudimos ver que dentro de la patrulla había un
compañero de Acapulco, Guerrero, Noé. Nos enteramos de que lo acusaban de haber
tocado a una niña, cosa que se nos hizo insólita ya que lo conocemos desde hace
años, fue nuestro estudiante cuando estuvimos laborando en la maestría en Chilpancingo
hace 6-8 años, de hecho fue mi primer titulado de licenciatura, el caso es que
como buen costeño es muy alegre y dicharachero pero para nada es una mala
persona. Los policías se lo llevaron detenido a la comisaría y algunos
compañeros los acompañaron mientras nosotros solicitábamos apoyo (vía internet)
de los organizadores locales ya que ellos son los que conocen mejor las leyes y
procederes del país. Cuando llegamos a la comisaría estaba ya una de las organizadoras
locales, quien afortunadamente tiene un hermano abogado que amablemente se hizo cargo del
caso y que no podemos más que agradecerle toda la ayuda.
Ahí nos enteramos de los pormenores del incidente. Al
parecer Noé fue a cenar con un compañero de Acapulco y 3 de Chile al
restaurante del hotel en que estaban hospedados los chilenos. Estando ahí, se
les acercó una niña de unos 9-10 años pidiendo dinero y el otro acapulqueño le
dio unas monedas. La niña se acercó para recibirlas pero al separarse de ellos
le reclamó a Noé (que había quedado en medio) que por qué le tocaba las
piernas. Noé sorprendido le dijo que él no le había hecho nada y levantó las
manos. La niña sale del restaurante, ellos terminan de cenar, pagan la cuenta,
se despiden de los chilenos y al salir del hotel son abordados por tres tipos
que golpean a Noé. Nosotros suponemos que era un intento de extorsión y que lo
que seguía en este momento era pedirle dinero a Noé con tal de no llamar a la
policía, pero las cosas se complican dado que había un policía vestido de civil
que interviene. Estos hombres acusan a Noé de tocar a la niña, la niña apoya la
versión y el policía presiona a Noé para aceptar “su culpa”. Afortunadamente,
Noé no acepta algo que no hizo y a pesar del testimonio del otro compañero es
detenido. Nos encontrábamos entonces en la madrugada fría afuera de la
delegación esperando que algo ocurriera, pero nada pasa y el abogado nos dijo
que no tenía caso estar todos ahí, que esa noche no iba a salir y que nos
avisarían si había alguna novedad.
Ese día asistimos al evento y preguntamos a quienes se
habían quedado si había alguna buena noticia y nos dijeron que seguía detenido,
que lo habían pasado a los juzgados y le habían tomado declaración y que lo
único “bueno” es que la familia no se había presentado a declarar. Eso era algo
bueno porque la acusación se desestimaba. Por la tarde autorizaron su
liberación y nosotros lo vimos al día siguiente por la mañana en el evento. Se
veía muy nervioso, lo abrazamos y yo sentí que se desmoronaba. Él nos contó la
odisea que había vivido en la cárcel. Nos dijo que estuvo detenido en los
“separos” en una celda de 2 mts2, sin baño y con heces fecales y
orina por doquier, que tenía frío y que los policías lo trataron mal
verbalmente, que le llevaron de desayuno un pan duro y algo que decían que era
atole pero que le fue imposible comerlo así que regresó la bandeja tal cual se
la entregaron y el policía que la recogió se burló con su compañero porque el
“perro mexicano” era muy exigente en la comida. Que lo había revisado un médico
por los golpes recibidos pero a pesar de tener moretones en la cara y cuerpo el
médico llenó el informe poniendo que no tenía lesiones. Los compañeros le
enviaron un abrigo y comida pero sólo le entregaron el abrigo diciéndole que la
comida no pasaba y se la comieron enfrente de él, nuevamente haciéndole burlas.
La orden de liberación se dio a las 3 pm, pero no lo dejaron salir sino hasta
las 6 pm, él sabía que la orden había sido expedida y le pidió a los policías
que lo dejaran salir consiguiendo únicamente que lo cambiaran a una celda más
pequeña.
No pudo salir de Argentina el sábado, que era la fecha en
que tenía el boleto de regreso. Tuvo que salir el martes una vez que el juez
emitió una orden para ello. Al pasar de la comisaría al juzgado se tuvo que
cambiar al abogado. El segundo abogado le cobró 2000 dólares por seguir con el
juicio. Se hizo una colecta entre los que nos enteramos y un préstamo al comité
organizador del evento para reunir esa cantidad. El hotel en el cual cenó la
nefasta noche en que lo detuvieron proporcionó un video de vigilancia en el que
se aprecia que no ocurrió nada con la niña, declararon los comensales, la
familia no sostuvo la acusación… Pero a pesar de eso, el proceso sigue ya que
no se le ha declarado inocente, el juicio sigue.
Tomen nota los que viajan hacia Buenos Aires, porque de esto
no se avisa. En México, cuando vienen turistas, se les dice que tengan mucha
precaución, se les informa de los modus operandi que se han identificado de los
grupos delincuentes. Éste no fue el único caso de agresión que conocimos en
nuestra estancia de 5 días en Buenos Aires, fue el más grave pero no el único,
hubo una chica, estudiante de doctorado del Cinvestav que salió a desayunar
sola y fue perseguida por un joven quien le pateó las piernas y la empujó, estando
ella en el suelo se alejó riéndose. Y otro chico al que golpearon sin motivo
alguno. Si escribo esta entrada es precisamente porque me parece necesario que
se informe de esto a los turistas en Buenos Aires, sobre todo si son latinos ya
que el racismo se deja sentir, yo lo viví pero ésa sería otra entrada.